lunes, 29 de noviembre de 2010

lunes, 22 de noviembre de 2010

Escultura románica

Santa María de Sangüesa


Principal ejemplo de portada monumental románica de Navarra. Data del siglo XII y primeros años del XIII. Ese siglo vio el asentamiento de francos en el Burgo Nuevo sangüesino y el abundante paso de peregrinos por el Camino de Santiago aragonés.
1131: Alfonso el Batallador dona el palacio real junto con su iglesia a la orden de San Juan de Jerusalén, encargada dela atención a los peregrinos. La iglesia fue ampliada para servir de parroquia. A esta época se atribuye la construcción de la cabecera; el cuerpo de las naves junto con la portada que estudiamos es algo posterior, de finales del siglo XII y comienzos del XIII.

Descripción

La portada de Santa María se abre en el muro sur o lado de la epístola. Conjunto rico, pero también abigarrado y con cierto desorden debido a la participaciónde distintos talleres y su elaboración en distintos momentos.
En la portada podemos distinguir dos cuerpos, que forman dos bloques unitarios, a los que hay que sumar las enjutas, encuadradas físicamente en el primer bloque, pero que forma un conjunto desordenado sin unidad.
a) Bloque inferior o primer cuerpo: arco apuntado (románico final) con varias arquivolatas sustentadas en estatuas-columnas.
  • Posible taller francés (recuerda a la catedral de Chartres).
  • Escultor: Leodegarius (firma una de las estatuas-columna de la portada, en concreto la de María, madre de Cristo, que señala en el libro que lleva entre manos el nombre del escultor)
  • Último cuarto del siglo XII.
  • Juicio Final.
  • Partes:
    • Estatuas-columnas: Izquierda: Tres Marías (habían recibido del ángel la noticia de la resurrección, por lo que suelen aparecer en las portadas bajo el juicio final. Ej. Autum). Derecha: San Pedro, San Pablo y un ahorcado (¿Judas?). Rasgos formales románico: alargamiento de las figuras adaptándose al marco de la columna, hieratismo en los rostros, ausencia de naturalismo en unos pliegues más dibujados que tallados. Capiteles con escenas bíblicas: lado izquierdo, visitación y anunciación (en un mismo capitel), presentación del niño en el templo; lado derecho, juicio de Salomón (prefigura de Cristo como juez sabio).







    • Tímpano: Juicio Final. Perspectiva jerárquica: mayor tamaño de Cristo juez, coronado y con un nimbo crucífero, con una túnica clásica que le deja medio pecho descubierto, y en actitud de bendecir
      A su derecha están los elegidos para el cielo. A su izquierda, el arcángel San Miguel pesa los actos humanos en una balanza. Tres almas se han salvado y se dirigen orantes hacia el lado opuesto; el resto son almas condenadas que caen al infierno, simbolizado por monstruos (el Leviatán).
      En el friso inferior del dintel y bajo una arquería, vemos la figura de la virgen con el niño, como intercesora bajo el Cristo juez, y a los apóstoles, asesores de Cristo.
      Finalmente, las ménsulas sobre las que apoya el tímpano están ocupadas con cabezas de animales: el buey símbolo de la mansedumbre y docilidad, a la derecha de Cristo, bajo el espacio correspondiente a los salvados; un monstruo que traga a tres hombres a la vez, en el lado correspondiente al infierno románico. 

    • Arquivoltas: Encontramos la personificación de vicios y pecados (lujuria, avaricia), personajes de los distintos estamentos de la sociedad (clérigos, militares, herreros. Zapateros, músicos, bailarinas, …), patriarcas y profetas del Antiguo Testamento.














b)   Bloque superior o segundo cuerpo. Realizado durante los últimos años del siglo XII y primeros del XIII. Aquí el tema representado es la Maiestas Domini con el Tetramorfos, flanqueado por dos ángeles (que trae también recuerdos de la Catedral de Chartres) y acompañado de un Apostolado (conjunto de los 12 apóstoles). Las figuras se disponen ordenadamente bajo un marco arquitectónico, adintelado en el caso del Pantocrator y semicircular en el de los ángeles y apóstoles. A estos no los diferenciamos el uno del otro, salvo a San Pedro y Santiago  que son los únicos que poseen atributos simbólicos (las llaves y el bastón).

Se atribuye este cuerpo al taller del Maestro de San Juan de la Peña, nombre que recibe por haber trabajado en el claustro de este monasterio oscense. Se cree que es un artista de origen hispano. Sus rasgos estilísticos son muy originales: canon corto y grandes ojos abultados, vestiduras pegadas al cuerpo, con pliegues paralelos de forma circular.
















C) Las enjutas: no hay uniformidad en la autoría ya que participan talleres distintos (se reconocen obras tanto del taller de Leodegarius como del Maestro de San Juan de la Peña). Los temas tratados son muy variados e incluso repetidos: Adán y Eva, Matanza de los inocentes, restos de un tretamorfos, imágenes de pecados (ira,…), la lucha de un caballero contra un dragón, oficios (herrero), animales del bestiario (grifos, arpías, basilisco), ménsulas fuera de su marco (león protector) y canecillos (hombre que sale de la boca del león). Conjunto desordenado, quizás fruto de un rearme de la fachada a comienzos del siglo XIII.


Además de todo esto, no hay que olvidar que formalmente, la portada presenta, además de sus rasgos peculiares, las características de cualquier obra escultórica románica: huida del naturalismo, figuras hieráticas, ausencia de fondos y perspectivas, rigidez, geometrismo, simetría, “horror vacui”.

Significado

El camino de peregrinación era un camino penitenciario. La entrada de un peregrino a la iglesia a través de una portada que representaba el juicio final debía servir para reforzar la idea de que la peregrinación tenía un sentido, de que al fin y al cabo todos, según esa lectura, eran peregrinos en este mundo en espera del otro, después de un juicio para el que la propia peregrinación les preparaba. Entrar en la iglesia y dirigirse al presbiterio era ya imagen del paso del mundo terrenal al mundo celestial, de redimir las penas y mirar con esperanza la salvación de Cristo.

También es común al resto de obras románicas, por un lado, el sentido pedagógico de las representaciones sagradas, para los peregrinos que a veces no sabían leer y aprendían a través de las imágenes; por otro, el empeño por decorar dignamente las construcciones más importantes en los espacios más visibles, como es la puerta del templo.


 





lunes, 15 de noviembre de 2010

Catedral de Santiago de Compostela




 Contexto

Mayor templo románico español, con los rasgos de las basílicas de peregrinación francesas. Según la tradición cobija los restos de una necrópolis romana, donde se encontraría la sepultura del apostol Santiago, redescubierta a comienzos del siglo IX, por el obispo Teodomiro, reinando en Asturias Alfonso II. 

La catedral románica sustituyó a un templo levantado durante el reinado de Alfonso III (finales siglo IX-comienzos siglo X) y al parecer arrasado por Almanzor a comienzos del siglo XI, que ya por entonces había quedado pequeño y pobre para los miles de peregrinos que llegaban a venerar la tumba del apostol Santiago.

La catedral románica se inició en el año 1075, promovida por el obispo Diego Peláez y el rey Alfonso VI, consagrándose definitivamente en el año 1211. Son más de cien años, lo que supone que la autoría del templo es múltiple:
  • Los maestros Bernardo el Viejo y Roberto (¿franceses?): cabecera.
  • Maestro Esteban (co. siglo XII), contemporáneo del obispo Gelmírez: fin de la girola y el transepto.
  • Los maestros Bernardo el Joven y Mateo. Último tercio del siglo XII (1168), reinando el rey Fernando II. El Maestro Mateo ha pasado a la historia por la realización del pórtico de la Gloria y de la cripta que hay bajo él, necesaria para equilibrar el enorme desnivel del terreno, así como del coro románico, desmantelado a comienzos del siglo XVII. 
Aunque en el interior se reconocen hoy claramente los rasgos románicos, el exterior ha variado mucho, sobre todo, desde el siglo XVIII, revistiéndose de una estética barroca: fachada del Obradoiro (Casas y Novoa), fachada de la Azabachería, torre del reloj,...

Con estas imágenes puedes apreciar los cambios sufridos por el templo desde la época románica (primera imagen) a la actualidad.  Nosotros vamos a describir lo que fue propiamente el templo románico.
Descripción

Planta: Recuerda a la de San Saturnino de Toulouse.

San Saturnino
Santiago de Compostela



Es un templo de planta de cruz latina con un transepto bien marcado. Tanto el cuerpo central, (dividido en 10 tramos), como los dos brazos del transepto (divididos en 6), presentan tres naves, la central más alta y ancha que las laterales. Detrás del altar se extiende la girola para el paso de los peregrinos por detrás del ábside hacia las reliquias del Apóstol. En ella se aprecian cinco capillas o absidiolos, con sus altares, el central de planta cuadrada (coincide probablemente con los restos de las primitivas iglesias de origen astur). Finalmente, en cada brazo del transepto se abren dos capillas.



En el exterior debía destacar la proliferación de torres, nueve en total. Dos en cada extremo del transepto, otras dos en el punto de unión entre el cuerpo central y el crucero, dos más flanqueando la fachada situada a los pies y una última coronando el crucero (Cimborrio sobre trompa[1]).  El acceso al interior se podía realizar a través de las tres portadas: la de los pies (Pórtico de la Gloria), y las de los transeptos (Puerta de Platerías y la de Azabachería, siendo esta la única que hoy no conserva ningún rastro románico).
Puerta de Platerías

Pórtico de la Gloria



En el interior destaca la nave central que duplica la anchura de las laterales. Macizos pilares cruciformes con medias columnas adosadas reciben los arcos fajones y formeros, estos dobles y peraltados. 
 

                                          

Por encima de estos se dispone la tribuna. Junto a su finalidad litúrgica, ampliar el espacio y dar cobijo en caso de necesidad, cumplía una doble función estructural: desviar la presión de la cubierta hacia los laterales y los contrafuertes exteriores y dar luminosidad al interior. Se abre a la nave central mediante columnillas geminadas que sostienen dos arcos cobijados bajo uno más grande, de medio punto ligeramente peraltado (reminiscencias astures).
 



En el caso compostelano, la nave central se cubre con bóveda de cañón reforzada con arcos fajones de medio punto. La girola y las naves laterales se cubren con bóveda de arista, mientras que los ábsides lo hacen con bóvedas de horno, y la tribuna con cuarto de cañón. El crucero quedaría cerrado con una cúpula sobre trompas.



La luz en la catedral entra a través de ventanas abiertas en la tribuna, las abiertas en las naves laterales, los vanos de las portadas y a través del cimborrio. Los edificios románicos suelen ser de gran oscuridad, mayor si tenemos en cuenta que casi todos los vanos quedaban cubiertos mediante celosías de piedra, placas de alabastro o vidrio poco traslúcido. Eso favorecía el silencio y recogimiento, pero la razón principal era la incapacidad técnica para abrir grandes vanos en una estructura que debía mantener los muros para poder soportar el peso de las cubiertas de piedra, en el caso de esta catedral, todo de perfecta sillería, fundamentalmente de granito.
No vamos a insitir en la riqueza escultórica de las portadas románicas, aunque añado algunas imágenes que comentaré en clase. Su estética marcó el gusto escultórico gallego hasta el siglo XV, en el que se seguía imitando la obra del maestro Mateo, aunque el románico pertenecía ya a la historia.

 Función y significado

Es doble, por ser Catedral del arzobispo y a la vez, iglesia de peregrinos. Catedral significa templo donde un Obispo tiene su “cátedra”. Como meta de los peregrinos era un lugar santo, junto con Roma y Jerusalén, desde el milagroso hallazgo de la tumba del apóstol Santiago a comienzos del S. IX (Alfonso II). Este hecho es esencial y está cargado de leyendas. Como tarea busca alguna que ilustre la importancia del hallazgo o de las peregrinacines medievales.

               

Como ocurre en otras iglesias románicas, la catedral de Santiago responde a un patrón arquitectónico en el que el simbolismo, la proporción y la geometría rigen buena parte de los elementos constructivos. El templo románico suele estar orientado hacia el este. La cabecera, lugar donde se localiza el altar y la presencia de Dios es más patente, está orientada hacia el nacimiento de la luz, identificada con Cristo resucitado. Los fieles que acceden por las portadas, inician un camino desde el pecado hacia la salvación. Refuerza ese simbolismo la planta imagen de Cristo crucificado. El fiel se dirige hacia la cabeza, que es Cristo, cabeza de la Iglesia.



A este simbolismo formal se añade el numérico, que determina las proporciones del edificio. En Santiago de Compostela el módulo que reproduce es un cuadrado de 4x4. Se ve claramente en los tramos de las naves laterales y del transepto, que miden esos metros. Esta medida fija las restantes (la anchura de la nave central es de 8 m.) El templo es un microcosmos que debe revelar la obra de Dios que es perfecto. De todas las criaturas creadas por Dios, el ser humano es el que mejor exterioriza dicha perfección. El canon o el ideal de hombre perfecto en la mentalidad medieval, heredera de la tradición clásica es el “homo quadratus”, que presenta una altura idéntica a la anchura de sus brazos extendidos: un cuadrado que formalmente recuerda al Cristo crucificado. La literatura medieval hace constante referencia a este simbolismo, que fue ocultándose bajo las sucesivas alteraciones y modificaciones de las obras románicas.



[1] Trompa: Pieza semicónica con el vértice en el ángulo de dos muros y la parte ancha hacia afuera, en saledizo. Sirve para transformar una planta cuadrada en octogonal.